lunes, 19 de noviembre de 2012

Mi confirmación fue algo más que una celebración preciosa...

Mi confirmación fue algo más que una celebración preciosa realizada en un templo. Fue la apertura de una gran cantidad de puertas hacia mi futuro, tanto por los caminos de Dios tanto como por los de la vida, ya que el Espíritu Santo se había incorporado a mi ser, pasando a ser parte de mí por siempre. Aquello me cambió la vida, y lo sigue haciendo a día de hoy.

Una vez tienes a quien es el mismísimo Amor hecho persona entre el Padre y el Hijo sobre ti sientes una paz que no puede dártela cualquier otra cosa en este mundo. Te aporta seguridad y capacidad para decidir sobre qué hacer en los momentos en los que sólo tú debes decidir. Te ayuda constantemente y nunca se separa de ti, está ahí tanto para los momentos buenos como para los malos. Infunde carácter y hace en ti una personalidad y unos matices que antes no tenías. Sientes en tu interior que estás más cerca de Él. Es como una cuerda, un cable, que te une tanto con la Santidad como con Dios. Aporta dones espirituales que no imaginabas y nunca llegarás a comprenderlo si no estás convencido de que verdaderamente los tienes.

A parte de todo lo que fue espiritualmente para mí, también fue una ceremonia preciosa, acompañado por tus amigos que verdaderamente lo son, porque sabes que, al igual que tú, van a recibir el Espíritu Santo. No sólo son tus amigos y tu familia quienes te acompañan, si no también tus padrinos, que son aquellas personas a las que podrás recurrir cuando quieras y para lo que sea. Cuando recibes el Espíritu sientes las manos de tus padrinos sobre tus hombros y sientes que nunca van a dejar de estar ahí.

En resumen, es lo mejor que me ha pasado en lo que llevo de vida, además de poder haber recibido el cuerpo de Jesucristo en la comunión.

Pablo Olivares
confirmado el 17 de noviembre de 2012

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